La gente lejía

Estoy descojonada de la risa.

Releyendo los múltiples textos que he escrito en estos ultimo años.

Reviviendo y revisitando todo el proceso de limpia, caída, dramas y transformación que he decidido llevar a cabo hace unos años atrás.

He de decir, que cuando más en la mierda se está mejor se escribe. 

Eso dicen, que las buenas piezas vienen de dramas vitales. Debe ser cierto entonces.

El caso es que cada uno de los documentos que escribía le ponía un título con sentido, sin embargo hay uno en concreto que simplemente se llamaba ´3 de Agosto 2020´.

La curiosidad mató al gato, pero a mí me ha matado a carcajadas.

Lo he abierto, por curiosidad y me he encontrado un concepto que a mi impostora le ha costado canalizar como propio de mí.

Pues sí, resulta que debía estar creativa ese día y acoté el concepto de ´gente lejía´.

No desarrollé mucho hace dos años, pero de alguna forma me he trasladado al momento, y recordado que significa. 

Llevado al contexto del momento. Yo acababa de lanzar mi proyecto de Digital Souls, y recibí una critica con desgarra de alguien, y bueno, me molestó. Entonces llegué a LA conclusión:

Vuelca sobre mí sus preocupaciones (y yo que lo permito), ¿qué hago?

Escribir. Quizás escriba un capitulo sobre las malas energías, como sobrevivir a ellas y ¡PUM! “Guía practica de supervivencia para gente lejía”

Prometido que no puedo con esto. 

Me desorino, como diría mi querida amiga Pati, un tesoro imprescindible para añadir a la RAE.

La guía quizás tenga que esperar, pero mientras tanto hago tiempo explicando brevemente y de forma muy concisa, que significa la gente lejía.

Bueno, sencillo. 

Son personas, seres humanos, a veces deshumanizados también y algo abrasivos, que te quitan color a la vida y te dejan manchas sueltas porque ni si quiera te hablan con coherencia.

Personas que se permiten hablar desde un juicio poco constructivo, en lugar de preguntar desde la curiosidad genuina. Y no sólo, si no que lo hacen con recelo, en ocasiones.

Qué cosa fea, y que pocas ganas de dejar en paz a los demás.

El caso es que por la parte que nos compete, como seres que recibimos esos comentarios, mi recomendación también es sencilla.

Capa protectora. Como la que te ponía tu madre antes de ir a la playa en verano y parecías un muñeco de nieve. Algo así, pero imaginando que estás protegido por una pompa de aire y buenas vibras.

Ante el juicio poco constructivo. 

La clave es la pregunta. Una vez más, la curiosidad.

¿Porque piensas así?

Si lo que hago no te parece bien, ¿crees que podrías ayudarme a enfocarlo de forma distinta?

Entonces, te posicionas desde un lugar en el que escuchas activamente, y luego, decides tu como enfrentarte a ello, mientras haces tiempo para no derrumbarte ante el ataque sin solución recibido.

Dicho esto. Sigo sonriendo recordando estos momentos.

Solo quería compartir.

Feliz vida, y gravitación,

Namasté.

 
Siguiente
Siguiente

Conectar una y otra vez con el rechazo